Seguimos viajando por el mundo, y conociendo aeropuertos mas allá de las frontera de la Argentina, que generalmente (y esta no fue la excepción), nos regalan aviones y compañías aéreas que difícilmente alguna vez podamos ver en nuestra Córdoba natal.
Esta vez viajamos hasta la mítica isla de Cuba. Un país rico en historia, revoluciones políticas y sociales, y en donde se han desarrollado sucesos que han marcado el rumbo de muchas corrientes ideológicas.
Sin desentonar con el quedo en el tiempo de la isla, y del aislamiento de las economías y las producciones de buena parte del mundo, la aviación cubana tiene reliquias voladoras, que en su gran mayoría tienen como procedencia la ex Unión Soviética. La isla se ha convertido en una suerte de refugio de aviones rusos en pleno continente americano.
Aeronaves como las Tupolev, Antonov, Ilyushin, y Yakolev puede ser vistas en muchos aeropuertos cubanos. Algo que literalmente ahorra el viaje de los spotters a Rusia o a algún país de Europa del Este.
Cuentan sus pasajeros que las aeronaves mencionadas, no son exactamente las más cómodas ni las más modernas. También no se puede obviar que alrededor del mundo tienen un índice de accidentes bastante más elevados que otros fabricantes. Sin embargo, son joyas de la aviación para quien sepa apreciarlas.
En esta primera parte, veremos lo que es específicamente el aeropuerto de La Habana, y en entradas subsiguientes, haremos un repaso de las increíbles aeronaves que pudimos observar en Cuba.
El aeropuerto José Martí, está ubicado a 18km de la ciudad de La Habana, en el extremo sur de la capital cubana.
Tiene un promedio de 120 operaciones diarias (entre arribos y despegues), entre las que se destacan las rutas a Moscú, Paris, Milán, Madrid, Zurich, Munich, Amsterdam, entre otras ciudades europeas.
También tiene vuelos hacia varias ciudades canadienses, mexicanas, y otras del cono sur como Buenos Aires, Bogotá, y Lima.
La gran mayoría del flujo de pasajeros son turistas, siendo esta industria, la principal “arma” económica del país, que hace que ingresen buena parte de las divisas extranjeras que ayudan a apañar la pobreza cubana.
Además de los vuelos internacionales, también hay rutas domesticas cubiertas por Cubana de Aviación, y alguna que otra pequeña aerolínea.
Estos vuelos generalmente sirven de conexión para los internacionales mencionados anteriormente, y son operados en aeronaves como Antonov 26, Antonov 158, o con suerte, algún Airbus A319/20 arrendado por Cubana de Aviación a otras compañías extranjeras.
La última gran novedad, es que ahora es posible ver aerolíneas y pasajeros estadounidenses. Algo impensado décadas atrás, en donde la pelea diplomática entre Cuba y Estados Unidos, les había cerrado las puertas a los “gringos del norte”.
El aeropuerto tiene una sola pista (06/24) de 4000 metros de largo, y tiene varias plataformas. Una comercial en donde se mueven los aviones comerciales regulares, y otras secundarias, que sirven para vuelos de aviación general, oficiales, cargueros, o la que está junto a los hangares de Cubana de Aviación, que se parece más a un cementerio que a una plataforma.
No es un aeropuerto moderno, pero tampoco es el más antiguo que hayamos conocido. Es amplio, y tiene los servicios básicos para los pasajeros, excepto internet, que como es sabido, escasea en la isla.
De lo que si estamos seguros, es que no es un aeropuerto muy amigable para el spotting. En las afueras del perímetro, los lugares para fotografiar aviones son pocos, exceptuando en la vialidad superior de acceso de vehículos, en que se puede tener una vista parcial de la plataforma.
Si se viaja como pasajero, la cosa empeora un poco. Un doble vidrio hace difícil de evitar los reflejos en las fotos, aunque utilizando la imaginación y aprovechando ciertos ángulos, se pueden hacer fotos rescatables.
A todo esto hay que sumar una celosa seguridad, que no está muy de acuerdo con la idea de que extrañas personas fotografíen en sus aeropuertos.
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